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Jun

Reacción masiva ante la salida de EEUU al Acuerdo de París

Trump se despidió públicamente del Acuerdo de París. Al cumplir su promesa electoral, da un nuevo paso en su política de nacionalismo económico de America First (Estados Unidos primero) de su lema de campaña. La decisión se suma a la que tomó recién llegado a la Casa Blanca de abandonar el Tratado de libre comercio Transpacífico (TPP) y al proceso que inició el mes pasado para revisar el de libre cambio con México y Canadá (Nafta). La lógica es simple: estos tratados “castigan” al contribuyente y dan una ventaja competitiva al resto de los países.

“Fui elegido para gobernar Pittsburg (ciudad industrial en Pensilvania), no París (…). El cumplimiento de los términos del Acuerdo de París y las onerosas restricciones energéticas que ha impuesto a Estados Unidos podrían costar hasta 2.7 millones de empleos perdidos para 2025”, apuntó el mandatario, citando un estudio del centro National Economic Research Associates.

¿Qué implica la salida de Estados Unidos?
Se dice y se teme mucho sobre las consecuencias reales que tiene la salida del gigante norteamericano, responsable por más del 15% de las emisiones actuales. De acuerdo al director del Departamento de Investigación Atmosférica de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Deon Terblanche, en el peor de los casos, puede suponer un calentamiento adicional de 0,3° C a final de siglo.

De todos modos, Terblanche recalcó que es muy difícil hacer ese tipo de predicciones, ya que no se sabe lo que pasará. En cuanto al posible 0,3 adicional, matizó que “es el peor escenario y probablemente no es lo que sucederá”, debido a las acciones que pueden hacerse desde otros niveles de gobierno, incluyendo las autoridades municipales y regionales.

A esto sumó el hecho que varias ciudades, estados y representantes de otros sectores anunciaron que seguirían apoyando el Acuerdo. Con esto, es poco probable que el conjunto de Estados Unidos no aplique ninguna medida de lucha contra el cambio climático.

De este modo, harán falta varios años antes de que el mundo “entienda verdaderamente las implicaciones” de la salida de Estados Unidos, consideró Terblanche.

Hay que tener en cuenta que una reducción en las emisiones no llevará a una disminución de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, porque esto tiene un efecto acumulativo y el CO2 permanece en la atmósfera durante cientos de años.

Estados Unidos es considerado el mayor generador histórico de dióxido carbono (responsable de cerca de 15% de las emisiones globales), pero hace una década China lo pasó como el país que es fuente principal de gases de efecto invernadero. La renuncia de Trump tomará al menos tres años y requerirá igual tiempo para entender y cuantificar el impacto exacto de esta acción, puntualizó Terblanche.

Así, bajo el argumento de que busca proteger los intereses nacionales, principalmente su economía, calificó al pacto ambiental de 2015 como “muy injusto”. El proceso de retirada por parte de la mayor economía global podría durar cerca de cuatro años y el republicano señaló que está dispuesto a negociar un pacto diferente.

Pero el abandono por parte del que es uno de los principales emisores gases de efecto invernadero a nivel mundial hace tambalear a objetivos que ya son difíciles de cumplir, y enseguida generó una catarata de críticas y reacciones.

Con Trump o sin Trump, esto sigue
Incluso el alcalde de Pittsburgh le mostró que se equivocó al citar su urbe. Junto a representantes de otras ciudades, estados y compañías estadounidenses no perdieron el tiempo y ya comenzaron a preparar un plan para presentar a la ONU para cumplir con las metas que había propuesto la administración de Obama. Aunque por ahora permanece sin nombre, a menos de un día de la despedida, el grupo incluye a más de 100 empresas, 30 alcaldes, tres gobernadores y más de 80 presidentes universitarios.

“Vamos a hacer todo lo que Estados Unidos hubiera hecho si se hubiese quedado comprometido”, prometió Michael Bloomberg, el ex Alcalde de Nueva York que coordina el esfuerzo. Aseguró que este movimiento tiene la capacidad de igualar e incluso superar la meta nacional que proponía reducir las emisiones en un 26% al 2025 en comparación a los niveles de 2005.

“El plan del señor Trump de retirarse del acuerdo de París motivó a más gobiernos locales y estatales, como también negocios, a comprometerse a la lucha del cambio climático”, opinó Robert C. Orr, uno de los arquitectos del Pacto.

De todas formas todavía no está claro cómo podría funcionar esta sumisión, ya que todavía no existen mecanismos formales para entidades que no sean naciones que los conviertan en miembros plenos.

Más allá de las incertidumbres, a quienes auguran un futuro sombrío con posible efecto dominó que lleve a más líderes a abandonar, muchos de los expertos climáticos ven en el accionar del presidente norteamericano algo positivo.

“Gracias, Trump. Generaste una ola de apoyo sin freno para París y una resolución firme en torno la acción climática. Te estoy profundamente agradecida”, disparó desde Twitter Christiana Figueres, Secretaria de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Figueres calificó a la decisión de “melodrama político vacío” ya que pese a su retirada, el gobierno tiene que seguir emitiendo reportes a la ONU durante los próximos años.

La secretaría de la CMNUCC emitió un comunicado formal en el que lamentaba el anuncio del mandamás y en cuanto a la intención de volver a negociar las modalidades de su participación, apuntó que está preparada para entablar un diálogo sobre las implicaciones. De todas formas, dejó en claro que sigue siendo un tratado histórico firmado por ahora 194 países y ratificado por 147 de ellos. En este sentido, no puede ser renegociado a petición de una sola de sus Partes.

Un bloque corporativo unido

¿Una despedida fácil?

Trump tiene la intención de dar la espalda “inmediatamente” al pacto climático, pero la realidad es que tendrá que esperar. En el acuerdo, adoptado por 195 países y que ya está en vigor con la ratificación de 147 estados, Washington se comprometía a reducir para 2025 las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 26% y un 28% respecto a los niveles de 2005, año en que Estados Unidos emitió 6.132 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono.

Cualquiera de las 147 Partes puede abandonarlo. Pero no antes de los tres años tras su entrada en vigor (noviembre de 2016). La retirada se hace efectiva recién tras un año suplementario de preaviso. Es decir que el proceso tomará, por lo menos, cuatro años.

La opción más radical consiste en abandonar la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que puede hacerse en un año.

Bajo este panorama, Estados Unidos no podrá salir oficialmente antes de noviembre 2020, año en el que se celebrarán nuevas elecciones presidenciales. Con los tiempos pautados, Trump podrá anunciar el retiro oficial de Estados Unidos del acuerdo a partir del 4 de noviembre 2019, y en el mejor de los casos la decisión se aplicaría el 4 de noviembre 2020.

La víspera de esa fecha, el martes 3 de noviembre 2020, se celebrarán las próximas elecciones. Y en el caso de que gane un candidato favorable al Acuerdo, la salida podría no ser aplicada, si las dos administraciones, la entrante y la saliente, respetan la tradición de cooperación entre ellas durante la transición (Trump estaría en el poder hasta el 20 de enero 2021).

Y si hablamos de voces que se alzan, las empresas se posicionan como una de las mayores aliadas del camino verde. La disconformidad corporativa se hace sentir desde las redes sociales hasta cartas en periódicos, incluso en las comunicaciones internas como fue el caso de Tim Cook. El CEO de Apple mandó un mail a toda su compañía en el que compartía su visión.

“Hablé con el presidente Trump el martes e intenté persuadirlo de que mantenga a Estados Unidos en el acuerdo. Pero no fue suficiente. El cambio climático es real y todos compartimos la responsabilidad de pelear contra él. Quiero reasegurarles que los acontecimientos de hoy no impactarán en los esfuerzos de Apple para proteger el ambiente”, aseguró Cook en el texto, enviado el mismo día en que el republicano se despedía.

Este malestar llegó incluso a las empresas “aliadas”: Elon Musk, CEO de Tesla, y Robert Iger, CEO de Disney, renunciaron al consejo consultivo de la Casa Blanca después del anuncio. Otros pilares corporativos también han hecho saber su desaprobación.

“Me voy del consejo presidencial. El cambio climático es real. Dejar París no es bueno para Estados Unidos ni para el mundo”, rezó el Twitter de Musk, quien dijo que hizo todo lo posible a través del staff de la administración gubernamental como en persona para disuadir al presidente. Antes y después del anuncio de Trump de este jueves, grandes consorcios del rubro de los combustibles fósiles tomaron partido a favor del acuerdo global firmado por 195 países en la capital francesa en diciembre de 2015.

También llamó la atención que empresas vinculadas con el negocio energético y el petróleo como ExxonMobil, Chevron, Shell Oil Company, ConocoPhillips e incluso General Electric, expresaron su respaldo al Acuerdo de París en mayor o menor medida.

“El cambio climático es real. La industria debe ahora dirigir y no depender del gobierno”, expuso Jeffrey Immelt, director ejecutivo de General Electric. La industria ve que las fuentes alternativas pueden resultar más baratas que la electricidad convencional distribuida en red y que pueden generar ahorros, con lo que se vuelven cada vez más atractivas. Además, este tipo de energía se beneficia de subisidios.

En paralelo, el sector tecnológico en Estados Unidos viene siendo el más masivo en su vocalización. Desde General Electric a Box no paran de reprochar la actitud del mandatario. Incluso antes del discurso de ayer, firmas que incluyen Adobe, Apple, Facebook y Google colocaron anuncios en diferentes diarios urgiendo al presidente que permaneciera dentro del convenio.

“Irse del acuerdo climático de París es malo para el ambiente, malo para la economía y pone en riesgo el futuro de nuestros hijos”, opinó Mark Zuckerberg, CEO de Facebook, desde su muro.

Hay quienes no pueden evitar resaltar la ironía ya que Trump mismo en 2009 formó parte de una coalición de líderes corporativos a favor del Acuerdo. En 2009 firmó una carta en el Times dirigida a Obama y al Congreso en la que resaltaba: “Si fallamos en actuar ahora, es científicamente irrefutable que habrá consecuencias catastróficas e irreversibles para la humanidad y nuestro planeta”.

El resto del mundo
Tras su salida, son muchos los que miran a la Unión Europea (UE) como la región que debe liderar ahora la lucha. “Nuestros socios en África, Asia y China esperan que Europa asuma el liderazgo en este esfuerzo y estamos listos para hacerlo”, expresó el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic.

También es cierto que la retirada es una oportunidad para China que ya ha reafirmado su compromiso  y esta misma semana firmará con la UE un pliego de cooperación para reducir las emisiones de carbono. Esto se da en el marco de una cumbre al más alto nivel que empezó ayer en Bruselas, con la participación del primer ministro chino Li Keqiang. Unidos, la UE y China lanzaron un mensaje de liderazgo global alternativo e intentan evitar que otros países sigan el ejemplo de Washington.

Si hay quienes dudan, no es el caso de Argentina: la cancillería emitió un comunicado en el que aseguró que seguimos firmes y, como todos los que se han pronunciado hasta ahora, lamentó la decisión de Trump. También remarcaron el impacto que tiene su accionar no solamente en la efectividad del Acuerdo como instrumento de respuesta a la amenaza global del cambio climático, sino también en el espíritu de solidaridad y cooperación que fue demostrado por las durante las negociaciones que llevaron a la adopción y posterior ratificación casi universal del texto.

Por su parte, el ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, Sergio Bergman, se refirió al tema y reforzó el mensaje. “Ayer, junto con la Cancillería, manifestamos la decepción, pero ratificamos nuestro compromiso con el Acuerdo de París, que consolidamos el año pasado en la COP de Marrakech y que sostendremos en la de este año en Alemania. De todas maneras, una cosa es que Estados Unidos no cumpla sus compromisos y otra que corra riesgo el acuerdo global del marco de París. Estamos trabajando en el impacto que implica el calentamiento. El cambio climático no es una hipótesis, es un hecho”, afirmó el ministro.

 

Fuente: www.tresmandamientos.com.ar