Ecosistema de impacto: Proyecto Los Unidos

A fines de 2020, la desarrolladora inmobiliaria Pensaer certificó como empresa B. Ese fue el resultado de un camino que emprendieron un año atrás donde se propusieron evolucionar en el modo en que estaban haciendo las cosas

“Queríamos integrar a la empresa en un propósito transformacional mucho más grande que el del lucro, tener una mirada mucho más amplia sobre lo que hacemos como empresa”, empezó diciendo Rómulo Bertoya, socio fundador de Pensaer.

Así fue que crearon la Plataforma Habitar, un programa de innovación social donde desarrollan proyectos en comunidades de alto impacto. Utilizando su expertise en el rubro construcción, se enfocaron en 3 ejes de trabajo: acceso a la vivienda, formación laboral para el acceso al empleo y mejoramiento barrial.

A través de esa plataforma, convocaron a actores claves para construir el ecosistema que les permite desarrollar estos proyectos. La primera fue la vinculación con la organización social Techo, con la que empiezan a articular acciones en el barrio popular Los Unidos y se proponen construir un diagnóstico social y urbano del lugar.

“Pensaer construye ciudad, entonces decidimos pensar el impacto social desde la integración urbana porque tiene que ver con nuestro modelo de negocio”, contó Giulia Leone, coordinadora de Plataforma Habitar.

 Comenzaron a construir viviendas junto a la ONG Techo y a organizar talleres de capacitación en oficios. “A tres minutos de donde construimos edificios residenciales hay familias en situación de emergencia”, explican desde Pensaer y sostienen que la idea de ser una empresa con impacto social nace de poder pensar qué se puede hacer desde ese lugar: “La empresa puede ser protagonista de esos procesos que suelen estar más delegados a otros actores”.

Unidos para mejorar el barrio

Los Unidos es un barrio popular donde viven alrededor de 330 familias, con carencia de acceso a los servicios básicos: “El principal problema es el del agua potable. Utilizan dos tanques comunitarios que se pusieron a comienzos del 2020 donde cargan con sus baldes. Tampoco cuentan con espacios de esparcimiento para niños y jóvenes y casi el 50 % de sus habitantes tiene entre 0 y 19 años. No hay gas, pocos lugares con luz con conexiones irregulares, y no hay internet. Las calles están pavimentadas pero no tienen veredas y no hay alumbrado público”, detalló Leone.

Junto con Techo participan de una mesa de trabajo de vecinos que se juntan todos los sábados para pensar proyectos de mejoramiento barrial. Hace poco propusieron sumar luces solares en algunos puntos “seguros” de la calle, que fue financiado por Pensaer y los propios vecinos. “Lo interesante es que no hacemos todo solos sino que trabajamos con la idea de ecosistema donde, para cada eje de trabajo, se convocan distintos actores para trabajar en conjunto: otras empresas, organizaciones sociales, el Estado en distintos niveles”.

Capacitaciones en oficios

Otro foco clave es pensar en proyectos para dejar a la comunidad y que puedan sostenerse en el tiempo. Para ello están trabajando en un radio más amplio, en capacitaciones en oficios: “Una de las puntas que queremos explotar a futuro es la formación laboral en barrios populares, especialmente vinculada a oficios que tengan que ver con rubro de la construcción y abrir oportunidades de empleo”, contó Leone.

Y dio un ejemplo: “Hace poco se dictó un Taller de Introducción a la Electricidad para mujeres en el Estadio Mundialista de Hockey, que nos lo prestaron, lo dirigió la organización social Arriba Mujeres y otra parte financiada por otra empresa de la ciudad. Participaron 12 mujeres del barrio”.

A su vez trabajan con la asociación Fonbec que beca a chicos y chicas que cursan el secundario o estudios superiores: “Desde Pensaer se financian becas de algunos chicos y ellos se encargan del acompañamiento. Ahora hay tres colaboradores del staff, que cada dos meses se juntan con los becados para hacer actividades de integración, detectar potenciales obstáculos y darles continuidad en los estudios”, explicó Leone.

Por último, desde Pensar expresaron que están empezando a descentralizar la idea de impacto para que la cultura B pueda atravesar todas las áreas de la empresa, no solo que se lleve a cabo desde un único espacio.

 

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